¿Por qué debo ir al odontólogo?
En el caso de la salud bucal, es una realidad que a la gran mayoría de las personas no les gusta ir al odontólogo. Aquí algunos argumentos de porqué debemos ir al dentista:
- La salud bucal no solo hay que tenerla sino mantenerla.
- Los controles dentales previenen enfermedades.
- Los diagnósticos preventivos contribuyen a mantener la salud bucal.
- La función estética que cumplen los dientes es fundamental para el ser humano.
- Para evaluar de existencia de caries, enfermedades periodontales etc.
Además, el odontólogo en la evaluación bucal del paciente:
- Revisa el estado de las restauraciones antiguas para reemplazarlas cuando sea necesario.
- Controla la erupción de piezas dentales y el reemplazo de las piezas temporales.
- Verifica el estado de salud de los tejidos bucales para prevenir enfermedades como el cáncer bucal.
- Trata a tiempo es mejor que hacerlo cuando es más difícil o irrecuperable.
- Optimiza. Tratamientos cortos son mejor tolerados que tratamientos largos, más vale prevenir que curar es una frase muy vigente.
- El dolor es un mecanismo de aviso cuando los problemas dentales están sobrepasando la resistencia del organismo.
- Orienta, para poder mantener la salud bucal se necesita orientación y lo mejor es recibirla de un profesional.
- Enseña. Aprender sobre la forma correcta de mantener la salud bucodental requiere orientación y supervisión.
- Previene, ya que el costo de los tratamientos preventivos son más económicos que los curativos.
- Las obturaciones tienen un tiempo de vida útil y deben ser reemplazadas.
- Diagnosticar para tratar mal oclusiones
¿Por qué debemos mantener una boca sana?
La boca juega un rol fundamental en nuestra salud y bienestar general. Por ello, mantener la boca sana es muy importante, porque ello facilita que se realicen correctamente las distintas funciones de la boca. Entre las principales funciones bucales, podemos reconocer:
Función de respiración: La boca participa activamente en la respiración y nos sirve tanto para tomar, como para eliminar el aire durante la respiración forzada. Incluso, ciertas personas la utilizan la boca para tomar y eliminar el aire en la respiración habitual: son los denominados respiradores bucales, los que muy frecuentemente presentan una obstrucción en la vía nasal y se acostumbran a respirar mayormente por la boca. La respiración bucal puede generar una alteración en el crecimiento y el desarrollo de los músculos de la cara, los huesos maxilares y la posición de los dientes.
Función digestiva: La boca es el primer órgano y el punto de inicio del aparato digestivo y gracias a ella, podemos: recibir, cortar, masticar, triturar, moler, digerir y tragar nuestros alimentos. Con una boca enferma, nos exponemos a un proceso digestivo y a una digestión deficientes.
Función sensorial y sensitiva: La boca también participa activamente en el proceso de la percepción del sabor y en el sentido del gusto, ya que está recubierta de las denominadas papilas gustativas (presentes en toda la mucosa que recubre la boca y sobre todo en la lengua). Estas son los receptores que nos permiten diferenciar y reconocer los sabores: ácido, amargo, dulce, agrio y salado. A la vez, una boca sana facilita nuestra relación con el mundo que nos rodea, ya que es uno de los elementos más útiles y especializados que tenemos en el cuerpo para percibir las propiedades de las cosas. Prueba de ello es que en los primeros años de nuestra vida, la utilizamos más que otros sentidos, para descubrir la consistencia y textura de las cosas. Haga el ejercicio de observar qué hace un niño pequeño y verá que se lleva los objetos desconocidos a la boca, mucho más que a los ojos u orejas. A la vez, si toma un grano de arena entre los dedos o si lo observa, podrá identificar sus propiedades de un modo mucho más limitado en comparación de tomarlo entre sus dientes. Otra demostración de alta sensibilidad y sensorialidad que caracteriza a la boca es la costumbre de los niños de chuparse el dedo, que incluso persiste en algunos jóvenes o adultos que mantienen el hábito de succión a lo largo de la vida (ya sea utilizando el dedo u otros objetos).
Función de protección: gracias a la mencionada avanzada propiedad que tiene la boca para percibir los sabores y las texturas de los alimentos y de las cosas, es que juega un rol crucial en nuestro sistema de defensa y en nuestra autoconservación. Por ejemplo, si recibimos un alimento extraño o en mal estado, nuestra boca nos avisa respecto al riesgo de ingerirlo y muy probablemente lo escupamos.
Función de comunicación: la boca además nos permite comunicarnos eifcientemente. Pues con ella no solo emitimos sonidos y practicamos el habla, sino que también realizamos distintos gestos, ademanes, silbidos, etc. con los que nos comunicamos con las demás personas. Es decir, participa a la vez en la comunicación verbal y en la comunicación no verbal (risa, sonrisa, muevas, etc.).
Función de autoestima: las características externas de la boca y la presentación de nuestros dientes forman parte de nuestra apariencia física. Por consiguiente, son muy importantes en la imagen que proyectamos a los demás y el tener una boca agradable favorece las relaciones humanas y eleva nuestra autoestima.
Una boca sana es el reflejo de un cuerpo sano y de una persona bien integrada en la sociedad. Por ello, le aconsejamos que cuide la salud de su boca y que visite al odontólogo por lo menos dos veces al año (cada 6 meses).
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